Antes o después, todo el mundo tiene uno de esos momentos en los que la vida les lanza una bola curva y tienen que aprender que, en ocasiones, conoces a gente llena de sorpresas. La primera vez que vimos a Shyvana, la medio dragón, huelga decir que nos llevamos una buena sorpresa cuando vimos que se transformaba de verdad en un dragón.
Así que a menos que tengáis una herpetofobia aguda, estamos convencidos de que descubriréis que no todas las sorpresas son malas.
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